LA FÁBULA DEL PLATO DE DUCHA

En un palacio había dos sanitarios: la Reina madrastra Tina y el Príncipe Plato. La Reina madrastra Tina era enorme y desgastada, mientras que el Príncipe Plato era elegante, práctico y siempre listo para ayudar, lo que le convertía en la persona más funcional de palacio.

Llegó el día en que palacio se quedó sin dinero y sin presupuesto durante mucho tiempo debido a una repentina pobreza de sus tierras. Vivían de la agricultura y de repente llegó una gran sequía.

El Príncipe Plato usaba solo el agua justa para un aseo rápido, sin desperdiciar nada. Mientras que la Reina madrastra Tina abandonó palacio porque no iba a prescindir de sus excesos y costumbres.

Con el tiempo, los habitantes del reino se dieron cuenta de que el Príncipe Plato no solo ahorraba agua, sino que también era más seguro para las personas mayores o con poca movilidad y más práctico para los pequeños habitantes. Nadie resbalaba al entrar, y todos podían acceder al plato sin barreras.

Cuando la sequía y pobreza terminó, el rey declaró: «El agua es muy valiosa, y el Príncipe Plato nos ha enseñado que el ahorro y la comodidad se aúnan».

Desde entonces, el reino eligió platos de ducha y mamparas para sus cuartos de baño, y vivieron contentos y sostenibles por siempre.

Esta fábula nos enseña lo importante que es deshacerte de la antigua bañera y cambiar por un plato de ducha eficiente.